Almacenamiento de Energía
La espada de Damocles de la mayoría de instalaciones de energías renovables es el almacenamiento de energía. La mayoría de tecnologías usadas para la generación de energía a través de fuentes renovables no es estable en el tiempo. De este modo, la energía solar fotovoltaica solo puede generarse de manera importante cuando luce el sol, o sea, cuando es de día, y las condiciones climatológicas lo permiten. La energía eólica requiere de que sople el viento. La energía hidráulica requiere que exista un caudal continuo de agua y, con la energía geotérmica, hace falta realizar una instalación muy profunda en lugares muy concretos para poder generar electricidad.
La solución lógica sería almacenar toda la energía producida en momentos de alta generación (sol radiante, mucho viento, alto caudal de agua…) para poder utilizarla de noche, o cuando no haga viento, o cuando baje el caudal del río. Sin embargo, hasta ahora, la tecnología de almacenamiento de energía se ha basado únicamente en baterías, de mayor o menor capacidad y de tecnología más o menos avanzada. En general, el almacenamiento de la energía en baterías va bajando poco a poco de precio, pero sigue siendo caro para almacenar grandes cantidades de energía. Podría tener sentido para algunas instalaciones domésticas pero, en general, es imposible aplicarlo a instalaciones industriales.
Las baterías actuales de última generación, basadas todavía en el Litio, ya empiezan a incorporar nuevas tecnologías que las hacen más duraderas, más pequeñas y menos ruidosas, permitiéndose además su instalación en zonas exteriores con poca protección y estando dotadas de un diseño mucho más atractivo que las antiguas baterías, que básicamente eran similares a las baterías de coche, pero más grandes y toscas.
La solución industrial se basa en acumular la energía en el llamado hidrógeno verde, que no es otra cosa que hidrógeno obtenido por disociación de la molécula de agua, o sea, de la molécula de H2O separar el hidrógeno del oxígeno. Para hacer esta disociación se necesita bastante energía, y ahí es dónde entra en juego el excedente de producción generado en una buena instalación de energía renovable, del tipo que sea. Este hidrógeno se podrá quemar de manera limpia cuando sea necesario, produciendo en esa combustión electricidad, calor residual y vapor de agua, que puede reutilizarse, por ejemplo, para enfriar los paneles solares y mejorar su rendimiento. Sin embargo, hasta ahora, no se ha desarrollado algo así a nivel doméstico más allá de algunos prototipos.
En Caycom Renovables, creemos firmemente en el hidrógeno verde y tenemos a nuestro departamento de I+D+i trabajando precisamente en un diseño a pequeña escala de una caldera doméstica que funcione con hidrógeno, de forma que por la noche, al tiempo que produce calor para la calefacción, genere energía eléctrica a partir del mismo hidrógeno que se generó durante el día en la instalación solar fotovoltaica: una misma caldera solucionaría dos problemas, la necesidad energética eléctrica y la necesidad energética térmica, al tiempo que volvería a generar algo de agua.
Pero mientras terminamos de desarrollar esta tecnología, estamos apostando por baterías de última generación que nos permitan almacenar suficiente energía para alimentar toda una vivienda de noche y, de paso, cargar los vehículos eléctricos de la misma, todo ello usando el excedente de energía que se produjo durante el día.
De este modo, nuestros diseños de instalaciones de energías renovables, siempre cuenta con opciones que se pueden añadir en cualquier momento, precisamente porque todos nuestros diseños son escalables, y esas opciones incluyen, entre otras cosas, baterías y cargardores de distintas capacidades para vehículos eléctricos.
¿Necesita más información? Póngase en contacto con uno de nuestros especialistas para que podamos explicarle en persona como puede Caycom Renovables ayudarle a diseñar una instalación óptima para su casa o empresa.